martes, 21 de agosto de 2012

Unas reseñas históricas I.

Hacía algunos días que no me pasaba por el blog. La hago esta noche para compartir con sus seguidores una iniciativa que estamos llevando a cabo en la página de Buen Trabajo de Facebook. Se trata de proponer lo que podríamos denominar profesiones históricas de éxito; es decir, oficios, reales o mitológicos, que tuvieron éxito en el pasado.

La primera entrega se dedicó a los embalsamadores del Antiguo Egipto, una época y un lugar en que el embalsamamiento era una práctica habitual que obedecía a motivos religiosos. Su finalidad era conservar el cuerpo del difunto, permitiendo que éste se uniese al espíritu, que se consideraba inmortal, pudiendo vivir en plenitud en el reino de Osiris, dios de la muerte y del más allá. Para la momificación se usaron diferentes técnicas, dependiendo sobre todo del nivel adquisitivo del fallecido. Las técnicas más sencillas consistían en el enterramiento en las arenas del desierto, mientras que para las clases más pudientes se utilizaban métodos químicos muy complejos en los que se usaba, fundamentalmente, el natrón.
Los embalsamadores eran fundamentales para la sociedad egipcia y poseían amplísimos conocimientos sobre la anatomía humana, al tener que conocer las vías sanguíneas y la ubicación de vísceras y huesos. Sin embargo, su profesión, que se reservaba a las clases más bajas de la sociedad, estaba estigmatizada y se despreciaba por su permanente contacto con la muerte.
Un médico Egipcio, que vivió en la ficción durante la XVIII Dinastía, coincidiendo con la revolución monoteísta del Faraón Akenatón, vio como el cruel destino lo convertía en embalsamador. Su nombre era Sinuhé, el egipcio, protagonista de la novela homónima de Mika Waltari. Suyas son las palabras que cierran esta magnífica novela y que están llenas de sabiduría atemporal, de empatía casi mística: << (…) porque yo, Sinuhé, soy un hombre y, como tal, he vivido en todos los que han existido antes que yo y viviré en todos los que existan después de mí. Viviré en las risas y en las lágrimas de los hombres, en sus pesares y temores, en su bondad y en su maldad, en su debilidad y en su fuerza">>

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