Algunos de los miembros de Buen Trabajo nos reunimos el otro día para charlar un rato sobre "lo divino y lo humano" y surgió el tema de la innovación empresarial. Uno de nuestros amigos, un empresario bastante concienciado, tenía algunas ideas y muchas dudas sobre la mejor manera de diseñar y ejecutar un proyecto de innovación. El consejo mayoritario, claro, fue que contratase los servicios de una consultoría profesional. Sin embargo, no pudimos resistir la tentación de opinar, bastante desordenadamente, eso sí, sobre el tema. Éstas son algunas de las ideas que se expusieron:
1.- Innovar no es sólo inventar, en el sentido de crear algo nuevo. Innovar es también rentabilizar empresarialmente esa "invención". El espíritu creativo debe complementarse con la mentalidad empresarial. En consecuencia, tan importante como innovar es saber y determinar con carácter previo, para qué innovar.
2.- La innovación no debe ser una necesidad imperiosa, que lo es en muchos casos, sino una iniciativa que adopte voluntariamente la empresa, anticipándose al momento en que ya no "quede más remedio". Cuanto antes se persiga la innovación, menos urgencias habrá y más planificada y eficazmente podrá actuarse. Por supuesto, el que innove antes tendrá un extraordinaria ventaja competitiva frente a sus rivales.
3.- La innovación es un ser, no un estar, que requiere de una actitud vital que ha de impregnar la totalidad de los estamentos de la empresa. Por ejemplo, las empresas más proclives a la innovación y, por ende, al éxito, son las que fomentan la participación activa de sus trabajadores, dándoles el necesario espacio de libertad.
4.- La innovación no admite atajos, sino que exige un trabajo continuado de creación y mejora de procesos. No puede "empezarse la casa por el tejado". Los resultados llegarán, pero sólo como consecuencia del trabajo bien hecho (de un buen trabajo), de las inversiones oportunas y de los riesgos imprescindibles.
5.- La innovación es un activo para la empresa, pero también para la sociedad, que se beneficia de sus resultados. Por eso, es justo e inteligente que haya ayudas públicas a la innovación, facilitando la financiación inicial que muchos emprendedores necesitan.
6. La innovación es irreversible, una vez recorrido, el camino no podrá desandarse.
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